sábado, 20 de febrero de 2010

BASÍLICA DE LA MAGDALENA DE VEZELAY


ARTE ROMÁNICO.












IDENTIFICACIÓN.

Portada de la basílica de Santa María Magdalena de Vezelay (Francia). Románico pleno (1125-1130).

ANÁLISIS FORMAL.

El tímpano central representa la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos de los Apóstoles II, 1-4):"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse".

De las manos de Cristo parten los rayos que insuflan el Espíritu Santo y el don de lenguas a los apóstoles --agitados y con ruptura de la isocefalia y frontalidad tradicionales--. El marcado dinamismo con el que se ha plasmado la escena y los gestos de los apóstoles se relacionan con la difusión del mensaje de Cristo, cuya figura en contraposto denota cierto clasicismo.

Las figuras están individualizadas e incluso algunas llegan a establecer relaciones entre sí; aunque siguen la ley del marco, adaptándose al sitio disponible en el marco arquitectónico, comienzan a independizarse de la arquitectura (como el San Juan Bautista del parteluz). Estos rasgos son el preludio del gótico, en una fase avanzada del románico.

Los apóstoles portan la Biblia, dispuestos a partir hacia todos los lugares del mundo, representado simbólicamente en toda su diversidad: en las ocho casillas radiales del tímpano figuran, de izquierda a derecha, una pareja de apóstoles, los judíos, los capadocios, los cinocéfalos (considerados habitantes de la India), los frigios, los bizantinos y los armenios. La nómina de pueblos que han de recibir la palabra se completa en el dintel: a la izquierda los paganos, que llevan un toro al sacrificio; y a la derecha, los desconocidos, como los escitas, de enormes orejas. Unos y otros se dirigen hacia el centro, donde --a los pies de Cristo-- les esperan las figuras en altorrelieve de san Pedro y san Pablo --los dos pilares de la Iglesia--, y consecuentemente, la conversión al cristianismo. Todo ello, enmarcado por dos arquivoltas, la primera de las cuales alterna un mensario (tiempo mensual, terrenal) y un zodiaco (tiempo cósmico), mientras que la segunda se decora con motivos vegetales ("la floración de la vida"). En el parteluz, haciendo eje con Cristo --y como precursor suyo--, san Juan Bautista indica la relación ideológica entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En el alargamiento de ciertas figuras se percibe la influencia de modelos bizantinos decadentes, aunque en otros casos la escultura románica se inspirará en modelos romanos. Además, se aprecia rigidez en las formas, falta de expresión adecuada (a veces, muy exagerada) en las figuras, olvido del canon escultórico en la forma humana, forzada simetría en el plegado de los paños, repetición y monotonía en los tipos de una escena, tosquedad en la ejecución de las obras y frecuente adopción de flora estilizada y de fauna monstruosa como asuntos ornamentales y simbólicos.

En esta obra, de la escuela de Borgoña, destaca la expresión en las actitudes dramáticas de los personajes y los paños de pliegues menudos, terminados en remolinos.

CONTEXTO.

En una época en la que el analfabetismo predominaba, la escultura tenía no sólo una función estética sino pedagógica. El pueblo iletrado sólo podía acceder al mensaje bíblico a través de los sermones y de las imágenes. El escultor medieval pretende impresionar más que plasmar fielmente la realidad, en consonancia con la finalidad pedagógica y misionera de sus obras.

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